DÍ LA PALABRA

Fecha

MARZO 22, 2024

Autor

PASTOR MANZO

 Existe un poder sobrenatural que se activa cuando se declara la Palabra de Dios, provocando milagros, maravillas y una serie de acontecimientos grandiosos. Nos referimos, a hablar palabras que tienen fundamento, en la integridad, grandeza y magnificencia de Dios, el cual está por encima de todas las cosas creadas.

A lo largo de las Sagradas Escrituras, se presentan diversos principios que garantizan, la manifestación del poder de Dios, al hacer uso de este maravilloso recurso, confirmando por hechos grandiosos, que se puede confiar, en el poder que emana de la grandeza de Dios, mediante la declaración de la Palabra que Él dio.

El rey David, declara la realidad de las cosas existentes en el mundo, la creación de los cielos, y poderosos seres espirituales, por medio del uso acertado de la Palabra de Dios. En efecto, Él se expresa y se da a conocer, mediante el poder que despide su gloriosa Palabra

Esto para el ser humano, es muy difícil de entender y aceptar, debido a que nos movemos en el ámbito de lo natural, y llegamos a conclusiones, considerando solamente la lógica, los sentidos y las cosas humanamente posibles. Y pasamos por alto, que Dios además de que es un ser espiritual y Todopoderoso, se mueve en dimensiones superiores a las nuestras, y que nos ha brindado un medio para que podamos entenderlas y aceptarlas como tales, posibles y veredictas.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía

Hebreos 11:4

Un hombre que tenía una petición ante Dios, y que más que una petición, era una necesidad que requería inmediata atención, y no había ninguna otra opción, sino la de venir a Cristo; y lo hizo.

Y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará”  

Mateo 8:6-8

También, un hombre tenía a su hijo enfermo, a punto de morir, y  vino a Cristo urgido y rogando por ese milagro, y cuando hizo uso de su fe, lo provocó.  

Jesús le dijo: Vé, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue

Juan 4:50

Ante la necesidad de un milagro, siempre la mejor opción es creer, porque creer en la palabra dicha, se activa el poder de Dios.